Uno de los mitos más frecuentes es el de la inspiración.
Los genios no nacen, se hacen. Existe un estudio sobre "El papel de la práctica deliberada en la adquisición de desempeño experto" con violinistas, en el que querían comprobar cuántas horas hacían falta para convertirse en auténticos profesionales. Es muy famosa la regla de las 10.000 horas
Años más tarde aquel estudio fue revisado: ¿Cómo podía ser que el número de horas definan tu nivel de maestría? La realidad nos dice que se trata de una compleja combinación de factores ambientales y genéticos. Y las interacciones entre estos explica las diferencias de maestría entre personas y su práctica deliberada.
Para hacer algo creativo, lo ideal es ignorar la inspiración y adoptar un sistema de creación. La idea popular de que los artistas trabajan cuando les llega la inspiración es equivocada. Es la práctica deliberada lo que convierte en valioso. En otras palabras, si realmente quieres crear algo convincente, debes dejar de esperar a que la motivación y la inspiración creativa lleguen y simplemente establecer un horario para hacer el trabajo de manera consistente.
Por ejemplo, Franz Kafka es considerado uno de los escritores más creativos e influyentes del siglo XX. Pero, en realidad pasó la mayor parte de su tiempo trabajando como abogado para el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo. ¿Cómo hizo Kafka para producir obras tan creativas mientras mantenía su trabajo diario? Simplemente cumpliendo un estricto horario.
Iba a su trabajo de 8:30 am a 2:30 pm, almorzaba y luego descansaba hasta las 7:30 pm. Hacía ejercicio y cenaba con su familia por la noche, y luego comenzaba a escribir a las 11 pm antes de irse a dormir y volver a empezar de nuevo.
Maya Angelou alquilaba una habitación de hotel solo para escribir. Llegaba a las 6:30 am, y escribía hasta las 2 pm. Lo hacía para estar comprometida con lo que escribía.
Por esto, si no te fijas un horario, entonces tu única opción es confiar en la motivación.
Esta es la diferencia entre profesionales y aficionados: los profesionales establecen un horario y se apegan a él, los aficionados esperan hasta que se sientan inspirados o motivados.
El trabajo creativo no es diferente al entrenamiento deportivo. No puedes elegir selectivamente tus mejores momentos y sólo trabajar en los días en que tienes grandes ideas.
Los genios no nacen, se hacen. Existe un estudio sobre "El papel de la práctica deliberada en la adquisición de desempeño experto" con violinistas, en el que querían comprobar cuántas horas hacían falta para convertirse en auténticos profesionales. Es muy famosa la regla de las 10.000 horas
Años más tarde aquel estudio fue revisado: ¿Cómo podía ser que el número de horas definan tu nivel de maestría? La realidad nos dice que se trata de una compleja combinación de factores ambientales y genéticos. Y las interacciones entre estos explica las diferencias de maestría entre personas y su práctica deliberada.
Para hacer algo creativo, lo ideal es ignorar la inspiración y adoptar un sistema de creación. La idea popular de que los artistas trabajan cuando les llega la inspiración es equivocada. Es la práctica deliberada lo que convierte en valioso. En otras palabras, si realmente quieres crear algo convincente, debes dejar de esperar a que la motivación y la inspiración creativa lleguen y simplemente establecer un horario para hacer el trabajo de manera consistente.
Por ejemplo, Franz Kafka es considerado uno de los escritores más creativos e influyentes del siglo XX. Pero, en realidad pasó la mayor parte de su tiempo trabajando como abogado para el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo. ¿Cómo hizo Kafka para producir obras tan creativas mientras mantenía su trabajo diario? Simplemente cumpliendo un estricto horario.
Iba a su trabajo de 8:30 am a 2:30 pm, almorzaba y luego descansaba hasta las 7:30 pm. Hacía ejercicio y cenaba con su familia por la noche, y luego comenzaba a escribir a las 11 pm antes de irse a dormir y volver a empezar de nuevo.
Maya Angelou alquilaba una habitación de hotel solo para escribir. Llegaba a las 6:30 am, y escribía hasta las 2 pm. Lo hacía para estar comprometida con lo que escribía.
Por esto, si no te fijas un horario, entonces tu única opción es confiar en la motivación.
Esta es la diferencia entre profesionales y aficionados: los profesionales establecen un horario y se apegan a él, los aficionados esperan hasta que se sientan inspirados o motivados.
El trabajo creativo no es diferente al entrenamiento deportivo. No puedes elegir selectivamente tus mejores momentos y sólo trabajar en los días en que tienes grandes ideas.
Colaboración de Cecilia Stanziani
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