“No sabía que a una mujer podían matarla por el solo hecho de ser mujer.”
“Desde chicas nos enseñaban que no debíamos hablar con extraños y que debíamos cuidarnos del Sátiro. El Sátiro era una entidad tan mágica como, en los primeros años de la infancia, la Solapa o el Viejo de la Bolsa. Era el que podía violarte si andabas sola a deshora o si te aventurabas por sitios desolados. El que podía aparecer de golpe y arrastrarte hasta alguna obra en construcción. Nunca nos dijeron que podía violarte tu marido, tu papá, tu hermano, tu primo, tu vecino, tu abuelo, tu maestro. Un varón en el que depositaras toda tu confianza.”
Selva Almada (Chicas muertas)
[Selva Almada: Si bien comenzó a estudiar publicidad, la literatura fue su elección. Su primer libro de poesía, Mal de muñecas, se publicó en 2003. Luego, llegaron otros relatos en Una chica de provincia; Intemec; El desapego es una manera que queremos, y las novelas Niños y Ladrilleros. Es una de las directoras del ciclo de lectura "Carne Argentina", desde su inicio en 2006. Por su novela El viento que arrasa (First Book Award de Edimburgo), el jurado criticó: “Está diseñado de manera exquisita y proporciona una experiencia profunda, poética y tangible del paisaje. Se cuenta con la precisión cinematográfica de una road movie estática, como una París, Texas del sur. El viento que arrasa es una novela distintiva que marca la llegada al inglés de una autora con un talento innegable”.
Con la pubicación de su crónica de no-ficción de 2014, Chicas muertas, Almada visibilizó tres femicidios ocurridos en tres provincias argentinas en los años 80 y se proyectó como escritora feminista. Además, en la revista Anfibia escribió la crónica sobre femicidios Desde entonces, sigo viva. En 2015 publicó el libro de cuentos El desapego es una manera de querernos, en el cual reunió ciertos relatos ya publicados anteriormente o bien aparecidos en distintos medios. ]
Colaboración de Cecilia Stanziani
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