“Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya”.
Estas dos frases de Ray Bradbury nos muestra su magia.
[Ray Bradbury y una biografía que cuentan historias: El autor estadounidense Ray Bradbury pasó más de setenta años fascinando a lectores y espectadores con historias de ciencia ficción futuristas.
Bradbury nació en 1920 en Waukegan, Illinois. Se enamoró de la narración viendo películas y leyendo cómics. Pero fue una visita al circo lo que despertó su ambición por escribir. Cuando tenía 12 años, en el circo vio a un mago llamado Mr. Eléctrico. En su acto, fue cargado con electricidad estática, lo que le puso los pelos de punta. Sostenía una espada, que también estaba cargada, y tocó a Bradbury con la espada, dándole un shock mientras susurró: "¡Viva para siempre!". Ese momento lo decidió a contar historias, donde como Mr. Eléctrico, mezclaban fantasía y tecnología, ciencia y ficción.
A los 14 años, se mudó a Los Ángeles junto a sus padres, debido a la pérdida de trabajo durante la Gran Depresión. Allí, la magia vino de Hollywood, mientras deambulaba por los estudios. Ya escribía historietas y cuentos. A los 18, publicó su primer cuento en una de las muchas revistas de ciencia ficción. Muchos de sus libros se han convertido en clásicos, como Crónicas Marcianas (1959), El hombre ilustrado (1951) o como ya hemos comentado en este espacio, su obra maestra, Fahrenheit 451 (1953).
Finalmente llegó a los estudios de Hollywood, convirtiéndose en un exitoso guionista, adaptando sus propias historias y otras para televisión y cine.
Por sus historias de ciencia ficción fue invitado por la NASA para hablar con los astronautas y observar en Mission Control. Los astronautas nombraron un cráter lunar, un asteroide y una formación rocosa en Marte en honor al autor. En 2008, la sonda de la Nasa Phoenix Mars Lander depositó una copia del prólogo y la edición digital de Crónicas en la superficie del planeta rojo.
Su imaginación predijo los avances tecnológicos. En una historia de 1950, imaginó una casa que era tan avanzada que podía hacer todo tipo de tareas automatizadas, pero requería una contraseña para dejar entrar a sus habitantes. En Las manzanas doradas del sol (1953), presentó un reloj que podía recibir llamadas telefónicas y en Fahrenheit 451 hay herramientas muy parecidas a los auriculares Bluetooth, que reciben programas de radio.
Sin embargo, solo escribió en una máquina de escribir y nunca usó una computadora, aunque vivió hasta 2012. Su imaginación al menos vivirá para siempre.]
Colaboración de Diego Obiol
Comentarios