Corría el año 1961 y un joven neoyorquino llamado Stanley Lieber, quien tuvo una ascendente carrera en el negocio editorial en la industria del comic, comenzó a aburrirse. Había llegado a editor con 19 años de edad, en la Timely Comics (hoy Marvel).
Pensando en retirarse del mundo de las viñetas, y habiéndolo conversado con su esposa Joan, esta le dio un consejo: antes de renunciar, escribe tu última historia, la historia que siempre quisiste escribir.
Así, el joven Stan Lee escribe la historia de Los 4 Fantásticos, creando la que sería la primera familia de superhéroes del universo de los comics y uno de los pilares de editorial Marvel.
Allá por el 2005, junto al Dr. Gustavo Rodríguez Gil, comenzamos a trabajar en el Hospital Municipal Leónidas Lucero de la ciudad de Bahía Blanca, con la intención de incorporar la Reumatología al Staff de especialidades del hospital, y teniendo como objetivo una unidad independiente donde desarrollarla.
Por ese tiempo conocimos a Analía, quien se convirtió en una de nuestras pacientes. Le hicimos diagnóstico de una rara enfermedad que afecta entre otros órganos al pulmón. Como sucede en pacientes que tienen una enfermedad crónica, al cabo de un tiempo pasamos de ser médicos a formar parte de la familia.
Y el tiempo siguió su curso constante. La enfermedad de Analía se había “dormido”, por lo cual sus controles se espaciaron, y nuestra especialidad en el hospital crecía, llegando cada día a más pacientes.
Y logramos ser Unidad. Desde nuestros comienzos tímidos en un consultorio a ser la primer Unidad de Reumatología pública de Bahía Blanca, habíamos transitado un camino, y considero que la amistad que tenemos con Gustavo y el objetivo común, hizo que sorteáramos todos los obstáculos. Comenzábamos a tener vuelo propio, oficina propia y eso nos daba la oportunidad de crecer.
Y por supuesto, comenzamos a crecer. Llegaron al hospital, primero la Dra. Mara Guinsburg, y luego el Dr. Luciano Pompermayer, formados ambos en CABA llegando al número de 4 profesionales en la Unidad.
Analía, siguió con controles de rutina, hasta que un día reactivó su enfermedad y requirió internación, una internación larga, de varios meses contra una enfermedad que suele ponerse difícil, pero ella estuvo a la altura de las circunstancias. Soportó como una guerrera los síntomas que le producían tanto disconfort. La visitábamos todos los días en los pases, o cuando estaba mal y nos necesitaba, aunque sea para apretarle la mano y darle fuerzas, y esos gestos liberaban esas endorfinas que parecían aliviarla.
Una mañana de miércoles, fuimos a verla los 4, y al bordearla en la cama, paraditos uno al lado del otro, nos vio y exclamó: - ¡Uds. son Los 4 Fantásticos! Esto trajo aparejado una serie de problemas de rol. Mara no tuvo problema, al ser la única mujer, tomaría el de Susan Storm, la mujer invisible. Luciano al ser el más jovencito y “pintón”, el de Johnny Storm, la antorcha. El gran problema fue: ¿Quién tendría el rol de Mr. Fantástico y quien el de La Mole? Pues se resolvió fácil; Gustavo como jefe de Unidad quedo como su líder, Reed Richard, y yo, bueno, sería La Mole. Y con estos “problemas” que planteábamos, Analía se reía mucho y eso acrecentaba el vínculo que teníamos.
Una noche su cuerpo agotado dijo basta. Y Analía partió.
Nos dejó ese sabor amargo por la pérdida de alguien que se había ganado nuestro corazón, pero con la satisfacción de haber puesto todo lo que la medicina moderna tiene al alcance para tratar este tipo de patologías, aunque muchas veces no tenemos todas las respuestas.
Dicen que los médicos llevamos una coraza que nos protege de lastimarnos cuando atravesamos estas situaciones, pero lo dudo, y si se pudiera “conseguir”, no sé si la aceptaría. El compartir y acompañar las vivencias y sentimientos de los pacientes, mas allá de la enfermedad, es lo que debe distinguirnos en todo lo que significa ser médico.
Hace algunas semanas fue el día del médico, y uno de los mensajes más emotivos fue el de la hija de Analía, volviendo a agradecernos la atención brindada a su mamá, y fue lo que me movilizó a escribir esta pequeña crónica.
Y Analía, en la estrella desde la cual nos estás viendo, te cuento algo; sos la dueña del copyright del nombre del grupo de WhatsApp de la Unidad de Reumatología. En honor a vos nos llamamos: LOS 4 FANTASTICOS.Por Esteban Castell
(Uno de los 4 Fantásticos del Hospital Municipal)
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