Este tipo de discurso necesita de un lector cómplice que se deje llevar por el pensamiento del personaje, un lector que sea capaz de imaginar lo que no se dice y armar el rompecabezas.
Si bien algunos especialistas encuentran una similitud entre monólogo interior y escritura automática, la primera es reflexiva, usa recuerdos e ideas, sentimientos y sensaciones. Mientras que la escritura automática es más inconsciente y se usa como punto de partida al verdadero texto que se escribirá con los párrafos o palabras más acertadas.
La técnica y la intención del monólogo interior va más allá del habla y del diálogo, nace de las profundidades del ser humano, respeta la anarquía del pensamiento íntimo, aquel que no existe para ser escuchado. Esta herramienta permite al narrador de un relato desnudar a sus personajes, mostrándolo sin los diálogos con los demás personajes.
Hace algunos años, en un taller de escritura organizado por la Asociación Médica de Bahía Blanca y con la guía de la escritora Anny Guerrini, participe de un ejercicio con una estatuilla de cerámica. Primero debíamos tomarla entre las manos, observarla y escribir como era, con sus detalles. El resultado era un texto descriptivo.
La segunda parte del ejercicio era meternos en el alma de esa estatuilla y escribir sus pensamientos, lo que le pasaba…. estábamos escribiendo un monólogo interior. Fue una experiencia hermosa, y así nació “La joven del laúd” (si desean leerlo lo encuentran haciendo clic aquí).
Por último les dejo un monólogo interior, pero no les voy a decir quién es, ustedes adivinarán el personaje….
YO SOY
Aún no me conocen y puedo tener un poder total. He destruido... su economía, su estilo de vida, sus vínculos y hasta su muerte. Después de mí nada será igual porque YO SOY. Mi nacimiento fue en oriente pero soy universal, juego con sus mentes y sus sentimientos …. Sé como aniquilarlos.
Me temen más que a Lucifer, ja ja ja soy incomparable!. Entro, invado y mato… si no llego a tanto, es porque no quiero. YO SOY. Provoco angustia, soledad y miedo. Me alimento, muto, me oculto… soy devastador. Sé cómo hacerlo y aún estoy aquí.
Mientras que sus debilidades me fortalecen, su cansancio es mi punto de entrada. YO SOY, ¿aún no se dan cuenta? Yo los doblego, soy uno y me convierto en legiones.
Por Cecilia B. Stanziani
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