Julio Cortázar no pudo publicar en Argentina -sí lo hizo en México- el cuento “Segunda vez” en el que una muchacha va a una cita en una oficina para realizar un trámite. Allí, mientras aguarda ser atendida, entabla una conversación con un joven que le comenta que la primera cita es para completar formularios y que él concurría por segunda vez. El joven es llamado a la oficina e instantes después la llaman a ella, aunque el joven no había salido de ella. La muchacha siente cierta incertidumbre que transmuta a desorientación cuando percibe que el muchacho no estaba dentro de la oficina y que no existía otra puerta por la que hubiese podido salir. A la mujer la citan para una “segunda vez” y deja el edificio preguntándose acerca del joven. En el cuento no se explica cómo desapareció el joven, precisamente lo que ocurría en determinada época de la historia nacional. Se denuncia sin necesidad de referencias precisas, se abstrae un evento de la realidad y se ahonda en él sin atacarlo de frente.
Los cuentos realistas deben, necesariamente, tratar un tema en profundidad acerca de la circunstancia que nos rodea. Sin embargo, esa enfatización del tema en cuestión no debe ser desmesurada. No olvidar que un cuento es un sesgo de la realidad que puede tener infinitas lecturas, por lo tanto, es menester observar más allá del tema, de la historia que se narra.
Tomado y adaptado de Cortázar, J. (2013). Clases de literatura: Berkeley, 1980. Alfaguara.
Colaboración de Diego Obiol
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