Ir al contenido principal

Aplaudir y escuchar

Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir se cantaba desde alguna tribuna futbolera hace mucho tiempo. Habrá que actualizar el cantito, en estos tiempos, para el personal de salud a lo largo y ancho del país. Embadurnarnos las manos con alcohol en gel y aplaudir hasta que nos queden las palmas rojas. Mantener el distanciamiento social en honor a su trajín diario. Usar correctamente el barbijos por el solo hecho de cuidarlos. No compartir el mate, lavarnos las manos frecuentemente y por sobre todas las cosas: escucharlos. Ponernos por un momento en sus zapatos y entender. Su cansancio que se vuelve eterno, el miedo cotidiano, la impotencia ante una sociedad indiferente. La fatiga por la mayor cantidad de horas trabajadas, los compañeros contagiados y la muerte zumbando en la oreja. Soportar la miseria de quienes, con cobardes carteles, discriminan en la puerta de los edificios de aquellos cuyo único delito es trabajar en un hospital. La situación de guerra, sin bombas ni aviones, pero con un enemigo tan letal como silencioso. Estar en la trinchera, en la primera línea de fuego ante un ejército microscópico y mortal. Sus uniformes de astronautas, la falta de recursos y la urgencia que se hace cotidiana. 

Los hospitales, respiradores, camas de terapia, insumos, llegado el caso, se pueden comprar. El personal de salud no. No hay generación espontánea, mucho menos los de terapia intensiva. Pensemos en ellas y ellos. Hagamos caso a sus recomendaciones. No lo haces por vos, seguro hay algún adulto mayor cercano: tus padres, abuelas/los, una vecina, compañeros de trabajo. Crees que no pasa nada, que siempre habrá una cama y alguien para atenderte. No es así. Si no los consideras por solidaridad, hacelo por el egoísmo de tener atención si te toca. 

Aplaudir como sinónimo de empatizar con trabajadoras y trabajadores de salud que desde el comienzo de la pandemia cargan sobre sus espaldas una situación para todos harto difícil. Sintonizar con sus demandas, necesidades y pedidos. Aliviar, en algo, su dolor cotidiano. 

Cuidarnos de todas la maneras posibles para no saturar el sistema de salud. Como un todo social del que formamos parte. Pensar por un momento en ellas y ellos que, con salarios indignos, están sometidos a la presión diaria de una titánica batalla. Saber que, con nuestra irresponsabilidad individual, acercamos el día que ellas y ellos deban tomar la terrible decisión de quien vive y quien muere por falta de camas.

Aplaudir y escuchar a la gente de guardapolvos que corre por los hospitales apagando incendios de un fuego que parece eterno.

Hacerlo para que mejoren, un poco, sus días.

Por Rodrigo Paulo Holzmann

[Biografía de Rodrigo Paulo Holzmann en sus palabras: Nací en Bordenave un pueblito del sudoeste bonaerense lindante con La Pampa. Estudié en la Escuela de Trabajo Social y más tarde la Licenciatura de Trabajo Social en la U.B.A. Tengo casi 53 años dos bellas hijas, un precioso nieto y una hermosa nieta. Me encanta leer y escribo desde hace algunos años. He participado en varios talleres de escritura con gente muy querida. Escribir es para mí viajar: a mi infancia, sueños, miedos, proyectos y demonios. Un desafío tan difícil como necesario.]


Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras

A pocos días para cerrar este 2020; por cierto, un año atípico, un año marcado por una pandemia, un año que no podremos olvidar. Estos meses han sido meses de lucha incansable, compartiendo experiencias, momentos, sentimientos… ojalá nada de esto hubiera ocurrido, pero de todo se aprende, hasta de esta experiencia. El covid-19 de alguna u otra forma nos ha afectado a todos. Los que trabajamos en salud hemos tenido experiencias difíciles de soportar, pero esta, la de lucha contra el Covid-19 nos marcará para siempre; seguirá grabada en nuestras retinas. Este año ha sido muy duro, nos hemos sentido impotentes, desbordados, con incertidumbre. Nos hemos convertido casi en expertos en microbiología, con la presión de aprender continuamente, ya que tratábamos de buscarle la lógica a este “bicho”, pero no la encontrábamos. A cada uno le afectaba de manera diferente. En mi lógica no lograba comprender el por qué parecía ensañarse con much@s colegas. Como olvidar a la dulce R, alojada en la hab

Mens sana in corpore sano 5

Mens sana in corpore sano 5 por M. Eugenia Arias Boisselier - Acuarela [María Eugenia Arias Boisselier: Nace en Bahía Blanca en 1985. Se traslada a CABA donde reside desde el 2007. Allí continúa con su formación académica en diversas instituciones como el ISFA Manuel Belgrano, donde se recibe en 2015 de Profesora Nacional de Artes Visuales. Durante la carrera, realiza en 2011 el auxiliar en modelado para taller, en la Escuela de Cerámica n°1. En 2019 cursa el seminario de posgrado "Gráfica sobre Cerámica" con Graciela Olio en la UNA. Paralelamente realizará talleres de Pintura, dibujo y alfarería, con destacados maestros como Eduardo Faradje y Fernando López de Espacio Cerámica. Desde 2017 y hasta la actualidad es docente especial de Plástica en el Instituto M. Bianchi de Copello. Durante cuatro años trabajó en el Taller de Cerámica SH llevando a cabo la gestión del espacio y dando clases de alfarería hasta 2019. En 2018 monta su propio taller donde comienza a producir piezas

Conjuro

"Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas. Han tomado la extraña resolución de ser razonables. Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades (...) crece una torre de razón y de firme fe. (...) Mañana serán todo el planeta. Acaso lo que digo no es verdadero, ojalá sea profético."  Los conjurados - Jorge Luis Borges [ Jorge Francisco Isidoro Luis Borges  (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor de cuentos, ensayos y poemas argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en habla hispana como para la literatura universal.​ Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en los años cuarenta, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes, como los sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y la mitología europea, con argumentos que exploran ideas filosóficas relaciona